15 de julio de 2015

Encontrar el equilibrio entre la vida personal y profesional puede llegar a ser tormentoso, y para muchos, imposible. Stephen R. Covey, asegura que la vida de un profesional pude llegar a ser más sencilla si comienza transformándose a sí mismo, dando como resultado eficiencia y éxito. ¿Cómo? A través de los hábitos.

“Los hábitos son factores poderosos en nuestra vida. Dado que se trata de pautas consistentes, a menudo inconscientes, de modo constante y cotidiano expresan nuestro carácter y generan nuestra efectividad o inefectividad”, indica el autor.



El modelo de los siete hábitos de Stephen R. Covey puede dividirse entre hábitos personales e interpersonales.


Los hábitos personales –trabajando consigo mismo– son:

  • Ser proactivo: los directivos deben aspirar a influir sobre los acontecimientos y el entorno en el que trabajan y no limitarse a permanecer sentados a la espera de que sucedan cosas.
  • Empezar con un fin en mente: los directivos deben identificar lo que quieren conseguir. Una vez lo tengan identificado, deben evitar distracciones y trabajar constantemente en actividades que le conduzcan hacia sus objetivos.
  • Poner primero lo primero: los directivos deben dar prioridad a aquellas actividades que les ayuden a alcanzar sus objetivos.
  • Afilar la sierra: los directivos son humanos. Necesitan tiempo para descansar, renovarse y actualizarse.

Los hábitos interpersonales –trabajando con los demás– son:

  • Pensar en ganar-ganar: en el trato con los empleados, los clientes, los proveedores e incluso con la competencia, los buenos directivos buscan siempre un terreno común y una solución que satisfaga a todas las partes.
  • Comprender primero y después ser comprendido: al igual que los médicos, los directivos deben diagnosticar el problema antes de prescribir su curación.
  • Sinergizar: la sinergia se produce cuando el resultado es mayor que la suma de las partes. Como en el caso de 2 + 2 = 5. El trabajo en equipo puede hacerlo posible.

Cómo utilizarla

Para ser proactivo, mueva el cu*o (es algo faci* de entender) y trabaje hacia el logro de sus objetivos. No se quede sentado a la espera de que sucedan cosas. Busque oportunidades para influir sobre los acontecimientos y sobre su entorno de trabajo.

Empiece con un fin en mente identificando sus objetivos. ¿Qué quiere realmente en la vida? Piense en sus primeras ambiciones. ¿Qué quería hacer cuando estaba estudiando o empezando a trabajar? Ha llegado el momento de concretar sus sueños. Plasme en un papel sus objetivos a corto (un año), medio (dos a tres años) y largo plazo (más de tres años) y vaya tachándolos a medida que los cumpla.

Ponga primero lo primero e identifique qué actividades laborales le acercan más a la consecución de sus objetivos. En determinadas ocasiones tendrá que hacer otros tipos de trabajo. Y no pasa nada por ello. Pero retome lo importante lo antes posible.

Estar siempre a punto sirve para recordarle que debe cuidarse. Busque tiempo para relajarse, disfrutar de períodos de descanso, recuperación y poner al día sus habilidades profesionales.

Cuando trate con empleados, clientes o incluso con la competencia, intente ante todo comprender qué dicen. Escuchándolos, conseguirá comprender qué quieren realmente.
En cuanto haya comprendido sus deseos, podrá identificar una solución en la que todas las partes salgan ganando y queden satisfechas. Esto genera confianza, lo que a su vez produce mejores resultados cuando vuelva a tratar en el futuro con estas personas.

Las relaciones que establezca basándose en el respeto mutuo y la igualdad liberarán sinergia más que competitividad y mejorarán los resultados futuros mucho más allá de lo esperado.

Fuente:
Web emprendedoresnews.com
Libro "7 Habitos de la gente altamente efectiva - Stephen R. Covey"


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